martes, 19 de julio de 2016

No hay mal que dure cien años...

ni cuerpo que lo resista.

Esta frase tan sabia es a menudo mal interpretada por nosotros los seres humanos (bueno, en teoría los únicos seres que podríamos interpretar el sentido profundo de una frase como esta), a menudo pensamos que lo que nos quiere decir es que "los males", van a pasar pronto; que después de la tormenta siempre viene la calma y que todo va a estar bien después de que todo ha estado mal.

En lo personal creo que la frase y el énfasis del dicho o refrán está en la segunda parte: "Ni cuerpo que lo resista." Ahora bien, pensamos que quiere decir que NO hay ningún cuerpo que resista cien años; pero NO, no dice nada de los cien años en la segunda parte. Esto lo damos por sentado y nunca es bueno dar las cosas por sentado.

Ahora bien, pongamos unas comas más unas comas menos.

No hay mal, que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. ¿Qué dice en este caso? Que el mal no dura cien años y que el cuerpo no resiste el mal.

Bueno, qué más da.

En otras palabras también el cuerpo humano, la conciencia humana, se cansa de algo que no es bueno para ellos. El ser humano, nosotros, nos cansamos de las cosas que no son buenas y que por ende son malas para nosotros.

Uff, que cansado lidiar con las cosas. A veces uno debería poder salir corriendo por tres meses o un año y esconderse donde nadie, pero nadie sepa de uno. Por desgracia a veces manda el corazón, como dice Gilberto Santarosa, a veces ese matrero corazón, puede más que la conciencia.

Ahhhhhhhh vida, pa'que durara.


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