Amo Facebook. Facebook me ha acercado a amigos y amistades de las cuales por diversos motivos estuve alejado más de 25 años. Facebook me ha dado miles de nuevas amistades y me ha dado la oportunidad de conocer el pensamiento de otras personas y mejor aún cómo viven otras personas en lugares del mundo. Tengo amistades que me escriben en idiomas que ni siquiera puedo leer.
¿Bien, pero qué tiene que ver esto con el título de esta publicación?
Me encanta Facebook, aprendo mucho de mucha gente, trato de obtener la sustancia buena de las publicaciones de otros, trato de ponerle atención a publicaciones que me edifiquen y me hagan mejor persona; pero es casi imposible no caer en la avalancha de odio que existe porque todos tenemos pensamientos, convicciones y opiniones diferentes antes cada situación de la vida y todos queremos hacerlas valer y que prevalezcan sobre las de los demás.
Ayer, en mi cumpleaños número 49 una muy querida y apreciada amiga me dijo: "Necesito que le resbalen algunas cosas que NO son su problema, déjelas pasar o véalas sin que lo afecten; solo así podrá ir teniendo dominio de su personalidad para fortalecer su ser." Me calaron profundamente estas palabras porque quizá me estoy dejando contaminar por tanto odio expresado en la redes sociales y en especial en mi "Querido Facebook" que es el que más uso y el que mejor se usar.
Ahora bien: ¿Deseducar y reeducar o educar bien desde edades tempranas ahora?
Gran parte de todo ese odio, de todo ese dime que te diré que se genera por la diversidad de pensamientos, experiencias, vivencias, creencias, educación, instrucción formal y formas de vivir la vida y que se expresa cada día en la redes sociales, pienso yo; podría ser evitado si comprendemos que es mucho más difícil y oneroso deseducar y reeducar que educar bien a nuestra niñez.
Me explico, si una persona de 50 años, creció pensando que el único tipo de familia que había era la conformada por papá, mamá e hijos, sin importar la dinámica familiar que exista; es prácticamente imposible sacarle de su cabeza esa forma de pensar; a menos que pase por una experiencia personal que le haga cambiar de opinión. Sabio refrán el que reza: Nadie experimenta por cabeza ajena.
Sí una persona de 65 años cree firmemente que si una chica de 20 años usa minifalda y anda sola en la calle está propiciando que la agredan verbal, física, emocional y sexualmente; es casi, casi imposible que esta persona cambie de forma de pensar a menos que a alguna de sus hijas le suceda algo parecido sin que incluso se ajuste a la descripción, y aún así, muchas veces vamos a escuchar diciendo que por alguna razón se lo merecía.
¿Vale la pena querer convencer a esas personas de que están equivocadas? ¿Vale la pena, el tiempo, el esfuerzo y los insumos necesarios para sacar de su cabeza la educación que recibió y reeducarla para que entienda que no está en lo correcto?
Peor aún, por concentrarnos en cambiar esas cabezas con ideas vetustas y añejas, descuidamos la parte de la población con la cual podríamos obtener frutos en un futuro no muy lejano. Necesitamos concentrarnos en los niños y en las niñas; necesitamos educarlos bien y con amor desde que ingresan al sistema educativo formal. Quizá podamos pensar que antes de poder hacer esto debemos echarnos otro pleito para que acepten las Guías de Afectividad y Sexualidad del M.E.P., bueno, sí son importantes y necesarias, pero lo primero que debemos enseñar a los niños es a respetar a las demás personas simplemente por el hecho de ser seres humanos. La premisa debería ser: Hay que respetar a TODOS los seres humanos. Hasta ahí, porque si le agregamos sin distingo de raza, credo, preferencia sexual o afiliación política ya les estamos enseñando que hay divisiones y que algunas personas no respetan esas divisiones y por eso les estamos enseñando a que sí las respeten.
Deberíamos llenar las escuelas y colegios con carteles que digan: Hay que respetar a TODOS los seres humanos, a TODAS las personas. Este es un mensaje directo y positivo.
En los adultos, el daño ya está hecho. A algunos los educaron egoístas y egotistas, a otros los educaron desde la perspectiva machista, a otros los educaron en ambientes de alcoholismo y drogas; a algunos otros los educaron para que creyeran que su credo es el único que salva y lleva a la vida eterna. Por dicha a algunos otros los educaron para que fueran tolerantes, comprensivos, de mentalidad abierta. No se trata de ser "progres" o no, se trata de tener una mentalidad abierta y un "corazón" abierto para aceptar a todas las personas tal cual son.
¿Queremos seguir perdiendo el tiempo en borrar del disco duro cerebral de muchos las ideas anticuadas, viejas y discriminatorias con las cuales crecieron para enseñarles que el mundo entero va hacia una nueva forma de pensamiento más humanista o preferimos concentrar los esfuerzos en educar a quienes sí pueden aprender con facilidad y tienen la oportunidad de cambiar el mundo en los años venideros?
De verdad que esta Vida es Agridulce.
#amiscontactosloseducoyo
#graciasdecoloresparatodos
#AhíSeLasDejoRebotando
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