Sé que le voy a caer muy mal a bastante gente y algunos dirán: ¡Qué cabrón más malagradecido! Pero me importa un pepino de la longitud del Río Nilo. (El Río Nilo es el más largo del mundo como dato de cultura general y #amiscontactosloseducoyo.)
La gente ha usado, usa y seguirá usando la Santa Biblia a su propia conveniencia. Yo no puedo de ninguna manera negar que es un libro que entre sus historias románticas, exageradas, criminales y hasta pornográficas tiene mucha sabiduría y muchas enseñanzas; esto, si lo leemos como cuando ayudábamos a nuestras abuelas (yo si la ayudaba) a escoger frijoles; apartando lo que no sirve y utilizando la lectura selectiva para extraer lo que de esta nos edifica, nos construye y nos ayuda a ser mejores humanos.
Saco este maravilloso libro a colación porque por algún lado, entre sus páginas se hace referencia a esta famosa visita. En el Testamento según San Mateo, capítulo 25 y versículo 36; dice así: "Estuve desnudo y me cubristeis; enfermo y me visitasteis; estuve en la cárcel y vinisteis a mí."
Mucha gente toma este versículo para querer visitar a los enfermos y a las mujeres recién paridas (estaba enferma de niño se decía en algunos países latinoamericanos no mucho tiempo atrás); aun cuando estos NO lo solicitan y peor aún NO lo desean.
Y es que, con el perdón de quienes me leen, me parece tan morboso que una persona que no tiene una relación MUY, MUY, MUY cercana (así gritado) fuerte y estrecha con un enfermo o una señora recién parida quieran ir a verles convalecer en una cama y empezar a preguntar cómo les fue, cómo se sienten, qué sintieron, qué les hicieron en el hospital, etcétera, etcétera.
De verdad mil disculpas pero me parece morboso, mal intencionado y hasta desagradable como cuando los periodistas le preguntan a alguien a quien se le murió un ser amado, si está triste o si tiene mucho dolor.
Si de verdad quiere hacer algo por la persona enferma, por la mujer recién parida, por la persona que está convaleciente o en la cárcel, pregúntele a sus allegados, a los que los cuidan, a los que siempre han estado pendientes de esa persona que sobrevivió sin su visita, si el enfermo, la madre o el preso necesita algo y si está dentro de sus posibilidades coopere con eso.
Como buen samaritano, como buen cristiano, se lo hace llegar sin hacer espavientos y ojalá sin publicarlo en las redes sociales para que todos sepan cuan bueno o buena es usted. No ponga a la persona en cuestión en el compromiso de tener que atenderle, de tener que hablar con usted aunque esté cansada, de tener que recordar todos los momentos que pasó al tener que contárselos a usted para satisfacer su, en mi muy humilde opinión y con veneno incluido; insana, maliciosa y morbosa curiosidad.
No se crea tan importante y piense que con su visita, el enfermo, la recién parida y el preso, se van a sentir bien de un momento a otro. No sea crea Jesucristo visitando a Marta y a María las hermanas de Lázaro y resucitándolo con tan solo su divina presencia.
No ponga a los familiares y allegados del enfermo, preso o la recién parida en la difícil situación de tener que atender a la persona convaleciente durante su visita.
Sea lógico, tenga sentido común y espere a que la persona se sienta bien para recibir visitas; si es que le gusta recibirlas. No quiera meterse a la fuerza donde no lo están llamando, donde NO lo necesitan.
Si no quiere ayudar llevando lo que el "paciente" pudiera necesitar, entonces haga lo que haría un buen cristiano, ore por esa persona desde su casa, o lo que haría un buen ateo, envíele sus mejores vibraciones y deseos.
Muchas gracias y yo sé que quizá te caí muy mal, pero las cosas son como son y entre más claro quede el asunto, más momentos difíciles nos evitaremos en el futuro.
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