viernes, 25 de julio de 2014

De profes, diamantes, perlas, jugadores y ticos...

Durante aproximadamente 15 años fui entrenador de voleibol, amé ser entrenador de este maravilloso deporte. En el voleibol conocí a muchas de las personas que se convirtieron en parte muy importante de mi vida. Tuve equipos infantiles, juveniles, colegiales, de tercera, segunda y primera división tanto masculinos como femeninos. Formé atletas de élite que fueron parte de Selecciones Nacionales, y que en la actualidad son personas de bien. Muchos adolescentes formaron parte de mis equipos y quizá ellos no lo recuerden con claridad, pero yo sí; era majadero, pesado, terco, necio, exigente e incluso intransigente. Siempre les insistía en los objetivos de formar parte de un equipo deportivo. ¿Lo importante es participar? Les decía que esta es la mentira más grande del mundo, pues si lo importante fuera participar, cada vez que se pierde un partido no se lloraría desde adentro del alma. Lo importante fue, es y seguirá siendo ganar. Una de mis historias favoritas, siempre que los o las trataba fuerte, o que era un poco rudo con ellos o ellas, se las contaba: ¿Saben ustedes de dónde provienten los diamantes? Algunas veces la respuesta venía de ellos y otras de mi parte: Vienen del carbón. Segunda pregunta: ¿Saben ustedes cómo se obtiene un diamante? ¿Cómo se logra ese resultado final? ¿Será acaso que el minero entra a la mina y le dice al diamante: "Mi queridísimo diamantito, usted sería tan amable de hacerme el grandísimo favor de salir de ahí y ojalá bien pulido y en una joya deslumbrante? ¿Así se obtiene un diamante? Pues NO, los diamantes, salen después de darle duro al carbón que los rodea, a la piedra y otras impurezas, y lo peor de todo, no sale limpio y reluciente, aún después de tener que darle duro, mazo y cincel, hay que cortarlo, limarlo y pulirlo. Después de pulirlo, hay que buscarle una joya, normalmente de oro, para montarlo y luego, hay que buscarle un estuche de calidad, la mejor de las vitrinas en la mejor de las joyerías para que al final pueda ser lucido por alguien. Para que pueda dar lo mejor de sí, su mejor brillo, su mejor valor, su mejor precio y su mejor pureza. La mayoría entendió, la mayoría permitió recibir formación y se quiso formar; por ahí hubo uno que otro revoltoso que nunca quiso seguir las indicaciones y quizá tuvo mejor fortuna en otro lado o quizá peor. A muchas personas les cuesta aceptar que alguien sabe más, que alguien hace las cosas mejor que ellos, que alguien tiene que llevar la batuta, que las decisiones no las pueden, siempre, tomar todos. Hay momentos en la vida en que tenemos que dejarnos dirigir por otros, que tenemos que acatar órdenes. ¿Alguien puede hacer un collar de perlas solo con las perlas? ¿Sin el hilo que las una y el cierre que las sostenga? A veces, en un equipo deportivo hay muchas perlas, pero es necesario el joyero que pase el hilo a través de ellas y las una y las ponga en su debido lugar y con su debida distancia y que después de hacer esto, les ponga cierre a ambos lados que las sostenga. No sirve de mucho tener cientos o miles de atletas de élite, si no tenemos un director de orquesta. Yo que tuve cientos de deportistas a mi cargo durante casi 15 años, antes de retirarme de mi amado voleibol, puedo decir con aunque sea un poco de autoridad, que a muchos, casi que la mayoría, de nosotros los costarricenses, tienen que andarnos jalando de la relinga, como diría mi abuela, porque si no, no damos resultados, queremos tomar nuestras propias decisiones cada uno, sin importar las decisiones del conjunto, sin importar los objetivos. ¿Cuántas caritas de enojo o molestia pudimos observar cuando el profe Pinto sacó a algunos de nuestros jugadores para hacer los cambios que él creía convenientes para lograr los resultados que lograron? En fin, es momento de analizarnos, es momento de pensar en cómo es que se logran los objetivos ulteriores. Seguramente Sylvia Poll, pensaba que su entrenador era un grosero, mandón, intransigente cuando la tiraba a la piscina a las 4 de la mañana y la hacía comerse solo el caldito de los frijoles? En mi humilde opinión, los ticos, en su mayoría para no generalizar, somos rebeldes e inconstantes, somos un poco arrogantes y no aceptamos, generalmente repito, que otras personas sepan más que nosotros, nos guíen o nos dirijan. Y como siempre pongo, si lo que escribo le molesta, le irrita, le incomoda o cualquier otra reacción similar provoca en usted; bórrelo y elimíneme de sus amigos y todos contentos y felices. 

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