A veces pensamos que la persona egoista es solamente la persona que no comparte lo que tiene de más, que no comparte lo que tiene o que simplemente lo quiere todo para si mismo.
Casi nunca nos detenemos a pensar en cuán egoista es la persona que simplemente dice Yo quiero y pone cara de perrito regañado.
Muchas veces, vamos donde una persona y le decimos Yo quiero esto, yo quiero lo otro, me gustaría que usted aquí, me gustaría que usted allá y no pensamos en la posición en que esa persona se encuentra.
Cabe mencionar que hay decisiones que son difíciles de tomar porque son decisiones del corazón y que muchas veces "el que quiere" no tiene toda la información del que recibe el "yo quiero". Me explico, dos hijos llegan donde un padre a pedirle el carro prestado, uno llega a las 4 y otro llega a las 5. El de las 4 llegó primero, pero el de las 5 tiene un motivo más importante, aunque ya el padre le había dicho que sí al de las 4. ¿Cómo creen que va a ser la congoja y el sentimiento del padre al tener que decirle al primero que su hermano tiene un motivo más válido y auténtico, y peor aún si el primero se resiente, se molesta o insiste al padre en que le preste el carro a él.
Es difícil tomar decisiones cuando hay más de una persona involucrada en los razonamientos de la toma de decisiones. Uno piensa que cuando solo una persona tiene el poder de tomar la decisión, las decisiones son muy fáciles; pero si esa persona quien es la única que decide, tiene influencias de razones poderosas de gente a quien ama, la decisión de seguro se complica.
Algunas veces la persona que recibe el "yo quiero" se ve imposibilitada a tomar una decisión o bien a decidirse a favor de alguien porque su capacidad de decisión está coartada, porque por alguna razón uno de los lados está amenazando, chantajeando u obligando a tomar una decisión a su propio favor.
En mi humilde opinión, cuando esto sucede y sin importar lo grave de la amenza o chantaje, la persona "que debe decidir" necesita buscar un consejero, un amigo que le ayude a ver las cosas desde otra perspectiva. Siempre hay una solución para las cosas por más malas que sean y más aún cuando esta decisión se toma en equipo apoyado por las personas que a uno lo quieren de verdad y que darían todo por ayudarle.
Hoy quería escribir sobre esto porque de verdad a veces cuesta ver la realidad de las cosas y es mucho peor cuando por algunas razones tenemos que hacernos los ciegos antes la realidad de esas cosas.
Un abrazo y se les quiere...
jueves, 20 de agosto de 2015
martes, 18 de agosto de 2015
Cuando me haya ido.
¿Qué ira a pasar el día en que parta de este mundo? ¿Cuánta gente estará en mi vela? ¿Cuánta gente se sentirá triste de verdad y cuánta gente lo aparentará por pura hipocresía? ¿Cuánta gente me acompañará al cementerio? Aunque preferiría que me usaran de alimento para los cocodrilos del Tárcoles. ¿Alguien sabe por qué no puedo tomar esa decisión? Si yo quisiera ser parte de la cadena alimenticia de los cocodrilos del Río Grande de Tárcoles por qué diantres no me dejan.
Cuando me haya ido quiero que todo sea en paz, que nadie se desborde en llanto de ese que hace que todos volteen la cabeza.
Cuando me haya ido, quisiera que nadie se sintiera triste, que me hagan una fiesta con karaoke y que bailen, y canten y beban hasta el cansancio.
Cuando me haya ido, quisiera no tener dedicatorias en el púlpito, si es que con todos mis pecados dejan entrar mi incipiente putrefacto cuerpo en la iglesia.
Cuando me haya ido quisiera que mi epitafio lo escriba el borrachito del pueblo.
Cuando me haya ido espero haber soltado todo el puto lastre que ando cargando.
Cuando me haya ido, espero que todos se hayan ido antes, para que nadie llore por tristeza.
Procesión por dentro...
¡Qué cosa! Todos creemos que somos los únicos y no podemos, ni remotamente imaginarnos que todo el mundo la lleva. ¿Qué cosa? Pues la Procesión Por Dentro.
Todos los seres humanos, sin distinción de credo, raza, religión, estatus socioeconómico, preferencia sexual, etcétera, etcétera, etcétera le hemos dicho alguna vez a otra persona: "si usted supiera lo que yo he vivido."
La otra persona pensará, "y si usted supiera lo que yo he vivido."
Desgraciadamente "lo que yo he vivido" no es excusa válida para escudarse detrás de nuestro comportamiento con respecto a X o Y actitud que presentamos ante la vida en general o ante alguna de las situaciones de la vida en particular.
¿Por qué me atrevo a decir lo anterior? Porque lo que yo haya vivido, lo que usted haya vivido o lo que cualquier individuo haya vivido es el resultado de sus decisiones, si, así como lo escucha; todo lo que nos pasa en la vida es el resultado de nuestras decisiones.
Usted que está leyendo esto pensará: ¿Pero qué pasa, por ejemplo, en el caso en que los padres toman malas decisiones por los hijos y los niños viven las consecuencias? Caso muy específico y particular, porque mientras sea niño es obvio que esa procesión por dentro no es responsabilidad del infante sino de los adultos irresponsables que lo procrearon y que deberían solventarle todos los problemas de la vida.
¿Pero qué pasa cuando ese menor crece y se convierte en un adulto que sigue cargando la PPD (Procesión por dentro) que le heredaron sus padres? Lastimosamente, me atrevería a decir que solamente se hizo adulto, creció, envejeció, pero NO maduró y no es capaz de tomar las decisiones que lleven su vida por un mejor sendero.
En los últimos días he escuchado varias veces ese: "Si usted supiera lo que yo he vivido, incluso, Marco, si usted supiera lo que yo estoy viviendo." Me he quedado momentáneamente sin respuestas ante esas aseveraciones, pero después de analizar un poco la frase, tengo la respuesta: "Sacúdase, quítese de encima esos monos que no le pertenecen, ubíquese de manera positiva en su lugar, sea conciente de cuánto está aportando usted a la situación que lo/la está haciendo llevar esa procesión por dentro, relinche, berreé, reclame, no permita que lo o la mancillen."
Todos, de una forma o de otra, llevamos procesión por dentro, el problema es que somos especialmente quejosos sobre la bendita procesión con personas que precisamente no son quienes nos están causando esa procesión. ¿Qué más decir?
Suelte los miedos, si suéltelos. Los miedos son como perros amarrados, entre más tiempo amarrados más violentos y agresivos se vuelven. Ponga a la gente en su lugar. Diga qué es lo que ha vivido que le está provocando esa procesión, diga la verdad que es la que lo hará libre, no crea que la persona que escucha ese famoso, triste y patético "si usted supiera lo que yo he vivido" es una mezcla de Walter Mercado, Madam Gandara y Nostradamus y que le van a pasar por su mente las imágenes del maltrato que usted recibe y que lo hacen ser como es.
¿Sabe qué es lo más patético de todo? Escuchar después del "si usted supiera lo que yo he vivido"; el chorro absurdo de justificaciones para la persona causante de su desgracia. Es que mirá pobre, ha vivido tantas cosas, le ha sucedido tanto, tiene tantos problemas, tiene X o Y enfermedades, situaciones que le (abusando del leísmo para no involucrarme en asuntos de género) provocan ser cómo es. Si supieras vos lo que ha vivido, ayyy no, si más bien no sé como está pobre criatura de Nuestro Señor, puede sobrevivir en este Valle de Lágrimas con tanto maltrato que recibió.
No sea tan tonto, no caiga en ese juego del "pobrecito", que precisamente ese pobrecito es lo que lo tiene o la tiene a usted con la bendita "procesión por dentro"; esa persona causante de su PPD, es un abusador, es quién le ocasiona problemas, no es usted, abra los ojos, despabílese, sea asertivo. ¿Tiene miedo de perderlo todo? No se preocupe, le puedo jurar que hay personas que han perdido más y se han vuelto a levantar. No tenga miedo, luche por lo que es verdaderamente correcto, no se obnubile, dele las responsabilidades a quién se las tenga que dar.
Recuerde que los manipuladores son hábiles, recuerde que usted no va a ver la realidad, así que busque una persona de su confianza y le cuenta su situación, no corra a esconderse en otra situación dejando sus cosas y sus responsabilidades tiradas, menos se vuelva como esa persona que le causa la PPD y al final más bien se convierte usted en un portador y punto de contagio de PPD para otras personas cercanas a usted.
LA PROCESIÓN POR DENTRO SE PUEDE EVITAR, DETENGAMOS EL CONTAGIO Y EMPECEMOS A PONER A LAS PERSONAS EN SU LUGAR.
Todos los seres humanos, sin distinción de credo, raza, religión, estatus socioeconómico, preferencia sexual, etcétera, etcétera, etcétera le hemos dicho alguna vez a otra persona: "si usted supiera lo que yo he vivido."
La otra persona pensará, "y si usted supiera lo que yo he vivido."
Desgraciadamente "lo que yo he vivido" no es excusa válida para escudarse detrás de nuestro comportamiento con respecto a X o Y actitud que presentamos ante la vida en general o ante alguna de las situaciones de la vida en particular.
¿Por qué me atrevo a decir lo anterior? Porque lo que yo haya vivido, lo que usted haya vivido o lo que cualquier individuo haya vivido es el resultado de sus decisiones, si, así como lo escucha; todo lo que nos pasa en la vida es el resultado de nuestras decisiones.
Usted que está leyendo esto pensará: ¿Pero qué pasa, por ejemplo, en el caso en que los padres toman malas decisiones por los hijos y los niños viven las consecuencias? Caso muy específico y particular, porque mientras sea niño es obvio que esa procesión por dentro no es responsabilidad del infante sino de los adultos irresponsables que lo procrearon y que deberían solventarle todos los problemas de la vida.
¿Pero qué pasa cuando ese menor crece y se convierte en un adulto que sigue cargando la PPD (Procesión por dentro) que le heredaron sus padres? Lastimosamente, me atrevería a decir que solamente se hizo adulto, creció, envejeció, pero NO maduró y no es capaz de tomar las decisiones que lleven su vida por un mejor sendero.
En los últimos días he escuchado varias veces ese: "Si usted supiera lo que yo he vivido, incluso, Marco, si usted supiera lo que yo estoy viviendo." Me he quedado momentáneamente sin respuestas ante esas aseveraciones, pero después de analizar un poco la frase, tengo la respuesta: "Sacúdase, quítese de encima esos monos que no le pertenecen, ubíquese de manera positiva en su lugar, sea conciente de cuánto está aportando usted a la situación que lo/la está haciendo llevar esa procesión por dentro, relinche, berreé, reclame, no permita que lo o la mancillen."
Todos, de una forma o de otra, llevamos procesión por dentro, el problema es que somos especialmente quejosos sobre la bendita procesión con personas que precisamente no son quienes nos están causando esa procesión. ¿Qué más decir?
Suelte los miedos, si suéltelos. Los miedos son como perros amarrados, entre más tiempo amarrados más violentos y agresivos se vuelven. Ponga a la gente en su lugar. Diga qué es lo que ha vivido que le está provocando esa procesión, diga la verdad que es la que lo hará libre, no crea que la persona que escucha ese famoso, triste y patético "si usted supiera lo que yo he vivido" es una mezcla de Walter Mercado, Madam Gandara y Nostradamus y que le van a pasar por su mente las imágenes del maltrato que usted recibe y que lo hacen ser como es.
¿Sabe qué es lo más patético de todo? Escuchar después del "si usted supiera lo que yo he vivido"; el chorro absurdo de justificaciones para la persona causante de su desgracia. Es que mirá pobre, ha vivido tantas cosas, le ha sucedido tanto, tiene tantos problemas, tiene X o Y enfermedades, situaciones que le (abusando del leísmo para no involucrarme en asuntos de género) provocan ser cómo es. Si supieras vos lo que ha vivido, ayyy no, si más bien no sé como está pobre criatura de Nuestro Señor, puede sobrevivir en este Valle de Lágrimas con tanto maltrato que recibió.
No sea tan tonto, no caiga en ese juego del "pobrecito", que precisamente ese pobrecito es lo que lo tiene o la tiene a usted con la bendita "procesión por dentro"; esa persona causante de su PPD, es un abusador, es quién le ocasiona problemas, no es usted, abra los ojos, despabílese, sea asertivo. ¿Tiene miedo de perderlo todo? No se preocupe, le puedo jurar que hay personas que han perdido más y se han vuelto a levantar. No tenga miedo, luche por lo que es verdaderamente correcto, no se obnubile, dele las responsabilidades a quién se las tenga que dar.
Recuerde que los manipuladores son hábiles, recuerde que usted no va a ver la realidad, así que busque una persona de su confianza y le cuenta su situación, no corra a esconderse en otra situación dejando sus cosas y sus responsabilidades tiradas, menos se vuelva como esa persona que le causa la PPD y al final más bien se convierte usted en un portador y punto de contagio de PPD para otras personas cercanas a usted.
LA PROCESIÓN POR DENTRO SE PUEDE EVITAR, DETENGAMOS EL CONTAGIO Y EMPECEMOS A PONER A LAS PERSONAS EN SU LUGAR.
lunes, 17 de agosto de 2015
Siempre he sido una persona simple.
A mí las cosas de valor no me deslumbran, ni me hacen perder la perspectiva, ni me voy a morir si no las tengo. Total, para qué correr tanto en esta vida, si al final pobres y ricos terminamos en un hueco, los más pudientes en el hueco de una ánfora después de que los cremen.
No me interesa la tierra, ni las propiedades, ni los carros, ni los lujos y para ser sincero quizá me habría interesado viajar; pero viajar a los lugares donde está la gente común y corriente, la gente sencilla, la gente simple.
Al mundo vine sin nada e igual me puedo ir de él sin nada. No me estresa ser el dueño de esto o de aquello. No me estresa, ni me interesa.
Estoy bien en todo lado y con casi todo tipo de gente, ojo, con casi, porque no puedo negar que hay cierta clase de bichos extraños que me sacan rapidamente de las casillas.
La vida da giros inesperados, en momentos inesperados, una enfermedad, un problema, un accidente, qué sé yo; pero, si pero, la vida se basa en decisiones y hay momentos más oportunos que otros para tomar estas decisiones y normalmente esos momentos más oportunos son los momentos inesperados, los giros inesperados.
A veces hay que agarrar al toro por los cuernos, a veces toca. Es interesante notar como el amor nos hace muchas veces aceptar cosas que no estaríamos dispuestos aceptar si no amáramos a alguien, y no solo hablo del amor romántico, sino que de todo tipo de amor.
Como dice José José, "pero nada es para siempre y hasta la belleza cansa." ¿De todo se llega a cansar uno, no lo creen?
Hay personas que distinguen claramente cuando otras personas les profesan amor sincero y se ponen medio abusaditas, pero como diría mi abuela: "A todo chancho gordo le llega su veinticuatro." Todo cansa, y más aún cuando en la vida no pretendes mucho, sino más bien casi nada.
Quizá soy conformista, pero prefiero ser así que no ser uno de esos seres que andan creyendo que son la última chupada del mango cuando en realidad están muy carentes de actitudes y aptitudes ganadoras.
Las cosas que uno desarrolla, las debe empezar por amor, precisamente, a las cosas que uno desarrolla y no por alguien que está atravesado en el medio del camino.
Bueno, ya me cansé, dijo Yuri.
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