lunes, 17 de agosto de 2015

Siempre he sido una persona simple.

A mí las cosas de valor no me deslumbran, ni me hacen perder la perspectiva, ni me voy a morir si no las tengo. Total, para qué correr tanto en esta vida, si al final pobres y ricos terminamos en un hueco, los más pudientes en el hueco de una ánfora después de que los cremen. 

No me interesa la tierra, ni las propiedades, ni los carros, ni los lujos y para ser sincero quizá me habría interesado viajar; pero viajar a los lugares donde está la gente común y corriente, la gente sencilla, la gente simple. 

Al mundo vine sin nada e igual me puedo ir de él sin nada. No me estresa ser el dueño de esto o de aquello. No me estresa, ni me interesa. 

Estoy bien en todo lado y con casi todo tipo de gente, ojo, con casi, porque no puedo negar que hay cierta clase de bichos extraños que me sacan rapidamente de las casillas. 

La vida da giros inesperados, en momentos inesperados, una enfermedad, un problema, un accidente, qué sé yo; pero, si pero, la vida se basa en decisiones y hay momentos más oportunos que otros para tomar estas decisiones y normalmente esos momentos más oportunos son los momentos inesperados, los giros inesperados. 

A veces hay que agarrar al toro por los cuernos, a veces toca. Es interesante notar como el amor nos hace muchas veces aceptar cosas que no estaríamos dispuestos aceptar si no amáramos a alguien, y no solo hablo del amor romántico, sino que de todo tipo de amor. 

Como dice José José, "pero nada es para siempre y hasta la belleza cansa." ¿De todo se llega a cansar uno, no lo creen? 

Hay personas que distinguen claramente cuando otras personas les profesan amor sincero y se ponen medio abusaditas, pero como diría mi abuela: "A todo chancho gordo le llega su veinticuatro." Todo cansa, y más aún cuando en la vida no pretendes mucho, sino más bien casi nada. 

Quizá soy conformista, pero prefiero ser así que no ser uno de esos seres que andan creyendo que son la última chupada del mango cuando en realidad están muy carentes de actitudes y aptitudes ganadoras. 

Las cosas que uno desarrolla, las debe empezar por amor, precisamente, a las cosas que uno desarrolla y no por alguien que está atravesado en el medio del camino. 

Bueno, ya me cansé, dijo Yuri. 


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