Escuchar sobre tanto femicidio, me abruma; me molesta, me entristece. ¿En dónde dejamos botada la ternura? ¿En dónde putas olvidamos los recuerdos? ¿Quién nos robó el agradecimiento?
Desde niño me enseñaron a ser respetuoso con las mujeres, (no tenía mucha opción porque las matronas de mi casa me hubieran desbaratado el hocico si me hubiera intentado pasar de listo), a quererlas no porque eran mujeres sino porque eran, habían sido y siguen siendo seres humanos excepcionales (con excepciones por supuesto y valga la redundancia) que tenían la capacidad de cargarnos en su vientre y amamantarnos por muchos meses para que creciéramos, que nos acompañaron, acompañan y acompañarán por la mayor parte de nuestras vidas. Nos dan vida y nos dan la vida, de una y mil maneras, madres, abuelas, hermanas, hijas, tías, sobrinas, primas, vecinas, compañeras.
Hoy, hoy una de esas mujeres, una de tantas, me dio una lección de cariño, de compañerismo, de amistad, de aprecio.
Ahí venía ella, quizá saliendo del cine, un poco detrás de su marido. ¿Saben qué? Ahí venía ella, la vi, me vio y puso el dedo índice en sus labios pidiéndome en silencio que me callara. Le pregunté: ¿Van para su casa? (Son vecinos míos) y me contestó que sí. Le dije: Espérenme que compro galas para los zancudos y los llevo a casa. Se quedaron esperándome por unos minutos hasta que salí.
Ella se quedó detrás de su esposo y cuando me acerqué me dio un abrazo y me dijo: "No digás nada del depósito, es que aquel no sabe nada." ¿Quieren saber? Le debo dinero y no le pude pagar completo y ella me apadrinó, me abrazo y quizá le escondió la verdad a su esposo y me evitó un rato amargo o molesto.
¿Por qué lo hizo? ¿Porque me dice patrón cuando yo la considero una cliente interna? ¿Porque aprendió a apreciarme? ¿Porque me considera su amigo?
En el camino platicamos del "indio viejo" y la carne mechada estilo nicaragüense.
¿Habría sido lo mismo si hubiera sido el esposo a quién le debo? Sinceramente creo que no.
Creo que fue su esencia de mujer, de madre, de amiga. Creo que fue ese toque de bondad que en la mayoría de los casos solo puede salir del corazón de una mujer.
Las matan, las asesinan por todas y cualquier cosa. Por las razones más estúpidas que pueden existir sobre la faz de este planeta. Porque sí y porque no. Porque quieren, porque son unos desgraciados que les importa una mierda el sentimiento de los demás.
¿Quién no ha sentido alguna vez la tibieza y la ternura de la mirada cómplice de una madre aunque no sea su propia madre? Amigo si no lo has sentido es porque sos muy estúpido o porque te da miedo amar.
Hoy, una señora que no es de mi propia sangre me protegió como si lo fuera, quizá ya había puesto su pecho para soportar la fuerza de las palabras de su esposo. No lo sé.
Hoy una mujer me volvió a dar vida, un vez más, como la vida que recibo cuando veo los ojos de mi madre, de mis hermanas, de mis sobrinas, de mi suegra.
Me molesta, me enoja, me entristece que la gran mayoría de ellas dan mucho más de lo que los otros merecen y los maricones, los muy maricones las matan.
Un abrazo para todos aquellos que hayan perdido una mujer amada por causa de un femicidio.
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